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Sostenibilidad, economía circular, nuevas fuentes de proteínas,… En los últimos años, hemos visto como estos conceptos acaparaban titulares en prensa, noticias y telediarios, e iban introduciéndose en la agenda política, tanto a nivel nacional como europeo.
El sector agrario y ganadero se está poniendo las “pilas” (aunque sean solares, en este caso) para quitarse la etiqueta de ‘sector contaminante y poco sostenible’ que los consumidores (y algunas asociaciones) le han ido asignando desde el comienzo de la revolución verde. Así, cada vez más, vemos proyectos (públicos y privados, nacionales y europeos), que buscan dar solución a problemas concretos del sector.
Veamos tres casos ‘al detalle’ que responden a las siguientes preguntas:
- ¿Qué hacemos con los subproductos de la actividad agrícola y ganadera?
- ¿Cómo relacionar más fácilmente energías renovables y sector agrícola/ganadero?
- ¿Cómo mantendremos nuestro nivel de ingesta proteica actual sin incurrir en prácticas poco favorecedoras de la sostenibilidad?
Las respuestas a estas preguntas, las tienen tres actividades que, o bien se han desarrollado de forma exponencial, o bien, han surgido, en los últimos años en España. Nos referimos a las huertas solares, la biomasa y la insecticultura.
Querido lector de ‘Cultivando el Medioambiente’… ¿sabrías relacionar cada una de estas con las preguntas anteriormente formuladas? No te preocupes, lo responderemos más adelante.
¡Simplemente, sigue leyendo!
El campo español, una fuente de energía para el sector agroalimentario.
Como hemos comentado, en estos últimos años, el sector agrario está constantemente desarrollando nuevas técnicas y soluciones para conseguir el menor impacto posible en el medio ambiente. La energía, es uno de los sectores que más ha avanzado hacia la sostenibilidad, antiguamente era uno de los principales contaminantes del sector agrario.
Dos ejemplos claros de estos avance, son el uso de la biomasa o la energía solar como productores de energía, su alta rentabilidad y compromiso con el medio ambiente hacen de los agricultores sus principales usuarios.
¿Por qué el sector agroganadero se ha fijado en la biomasa como fuente de energía alternativa?
Los residuos de poda o rastrojos, generados en los procesos agrícolas era habitual quemarlos en campo de forma controlada (y aún se sigue haciendo), con el simple objetivo de eliminarlos, generando con ello emisiones perjudiciales para el medio ambiente, y en ocasiones, y si es ejecutado con poco cuidado, pudiendo causar graves daños en el entorno. Y además, perdiendo una enorme oportunidad para dar un uso adicional a la “energía” contenida por estos “residuos”.
Actualmente, la biomasa agrícola/ganadera generada, es un subproducto que se utiliza para generar energía, bien para autoconsumo o abastecimiento de las propias instalaciones o para su volcado a la red energética nacional. No es de extrañar que en multitud de pueblos y zonas rurales a lo largo y ancho de España veamos cómo surgen año tras año nuevos proyectos de implantación de centrales de biomasa en sus alrededores.
La biomasa se está posicionando como una actividad con ventajas interesantes, ya no solo para el sector agrícola, si no para el desarrollo rural. Una central de biomasa en un pueblo o zona rural con despoblamiento o en abandono, permite fijar población al crear puestos de trabajo, tanto directos como indirectos.
Además, permite introducir el concepto de economía circular, ya que, como se ha comentado, permite aprovechar todos los residuos (ahora materias primas) generados por estas actividades, reintroduciéndolos en el sistema para obtener energía que se puede volver a utilizar en las explotaciones agrícolas/ganaderas.
Por si esto fuera poco, esta nueva actividad contribuye a mantener las masas forestales en un mejor u óptimo estado de mantenimiento,, evitando los posibles incendios forestales que se puedan derivar de una gestión deficiente de estos recursos naturales.
Si España es uno de los países de Europa con más horas de sol, ¿por qué no utilizarlo?
Sin salir del ámbito energético, hablaremos de otra actividad relacionada con la agricultura y la ganadería. Si recorremos las carreteras que cruzan la meseta es fácil ver cómo han surgido un tipo de ‘’huertas’’ muy diferentes a las habituales. En estas, no crecen los cultivos, ni hay tractores.
Hablamos de las ‘’huertas solares’’. Instalaciones de placas fotovoltaicas, que ‘’cosechan’’ la energía procedente del Sol. Los productores de esta singular cosecha, venden la energía producida a la red eléctrica. Así, esta actividad puede ser en determinados casos, potencialmente interesante para el sector primario como fuente complementaria para diversificar su actividad.
También se plantea como alternativa eficaz para mantener el compromiso con el medio ambiente capaz de cubrir adicionalmente algunas necesidades de los agricultores como riego, iluminación o automatización.
Mirando al horizonte: nuevas fuentes de proteínas para consumo humano
Por último, hablamos de una tendencia que está imponiendo el ‘nuevo consumidor’, un perfil joven y dinámico, muy concienciado con el planeta, su alimentación, así cómo el medio ambiente y la sostenibilidad. En muchos casos, este ‘nuevo consumidor’ persigue reducir el consumo de proteínas cárnicas. Es cada vez más común ver como empresas de todo el mundo se han lanzado al desarrollo de productos que parecen carne, pero tienen su origen en el mundo vegetal.
Dentro de esta tendencia cuyo objetivo es buscar formas de alimentación alternativas, hay una práctica que está teniendo un ‘boom’: la insecticultura (para reseñar su importancia, indicar por ejemplo que este mismo año, se ha creado la primera Asociación de Productores de Insectos de España).
¿No te ves comiendo moscas o grillos? Pues que sepas que la FAO desde 2013 ya propone la cría de insectos para asegurar la alimentación de la población y promover la seguridad alimentaria. Esto, ligado a ese cambio de tendencia en el consumidor, y al hecho de que no podemos seguir consumiendo carne al ritmo actual sin trastocar el entorno y poner en posible riesgo el equilibrio medio ambiental de la tierra, ha hecho, que en los últimos años, la cría de insectos sea posicione como una clara alternativa alimentaria en occidente (zona donde no era tan habitual su consumo hasta hace… podríamos hasta decir ‘meses’).
Si alinearse con el nuevo consumidor no es suficiente como palanca de impulso, la insecticultura tiene además otras ventajas:
- costes de producción y manutención muy ajustados, revirtiendo positivamente en la rentabilidad de la explotación desde un primer momento.
- aspecto medioambiental, y es que la crianza de insectos, es mucho más sostenible, con instalaciones de pequeño tamaño en la que se pueden almacenar grandes cantidades de “producto”, y una producción que reduce al mínimo los residuos derivados.
Como hemos visto, agricultura y ganadería no son las únicas actividades económicas del medio rural. Gracias a ellas (o gracias a la búsqueda de soluciones a sus problemas) han surgido nuevas actividades relacionadas, que permiten dar un nuevo impulso al desarrollo rural.
Y tú, querido lector, por cual te decantas… ¿gestionar la masa forestal (biomasa), producir energía (bajo el concepto de las ‘huertas solares’) o sumarte a las nuevas tendencias, y producir alimentos alternativos (insecticultura)?
Redacción: Jorge García de Opazo
La Huerta Digital
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