La exportación de alimentos en España

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Quizás es algo de lo que muchos españoles no somos conscientes, nuestro sector agroalimentario es el segundo en importancia, tras los bienes de equipo y justo delante del automóvil, en lo que a exportaciones se refiere.

Dentro del sector agroalimentario tenemos varios productos con un fuerte carácter exportador.  Las frutas y hortalizas por ejemplo constituyen el primer sector de la agricultura española ya que suponen el 63% de la Producción Vegetal Final (que incluye los cereales, el olivo, la vid, etc.) y el 39% Producción Final Agraria (cifra que abarca también la ganadería).

La gran variedad y diversidad de regiones agroclimáticas y zonas productoras permite ofrecer al mercado un amplio abanico de productos prácticamente durante todo el año; no en vano España es el segundo país productor de frutas y hortalizas de la Unión Europea y el sexto a nivel mundial, y además Madrid alberga la segunda mayor feria mundial del sector hortofrutícola, Fruit Attraction.

Otros sectores de tremenda importancia son el aceite de oliva y la aceituna de mesa; hasta el punto de afirmarse que una de cada dos botellas de aceite de oliva y un frasco de aceitunas de mesa de cada cuatro que se consumen en el planeta, proceden de España, ya que nuestro país es el primer exportador mundial de aceite de oliva del mundo seguido de Italia. Somos también los primeros en ventas internacionales de vino en volumen (a granel) del mundo, y poco a poco vamos mejorando las exportaciones en valor (es decir, en botellas, a las que se supone un mayor valor añadido). Por último, no conviene olvidarse de un sector ganadero tremendamente activo en el comercio internacional, el sector porcino, en el que España es el segundo productor europeo, por detrás de Alemania.

¿Y a dónde va toda esta cantidad de alimentos? Principalmente a la Unión Europea, que recibe el 92,6% de las exportaciones, concretamente a Alemania, Francia, Reino Unido y los Países Bajos, que son los principales destinatarios. La exportación a países no europeos también crece: a Brasil y Canadá en el continente americano, y a los Emiratos Árabes Unidos o Arabia Saudita en Oriente Próximo. El problema es que el comercio internacional a menudo se ve afectado por situaciones difícilmente controlables que ponen en evidencia los delicados equilibrios geopolíticos a los que se enfrentan los países: el veto ruso aún en vigor, la incertidumbre del Bréxit o la nueva política proteccionista de Donald Trump, que se ha cobrado su primera víctima en las aceitunas de mesa españolas.

En este complicado tablero de juego que es el mercado abierto de la UE, a España no le faltan competidores, los Países Bajos dentro por su elevada productividad y sus fuertes relaciones comerciales, y Marruecos por ser capaces de conseguir buenas producciones con bajos costes de producción. Es más, según FEPEX (la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas,) desde 2013 España se está convirtiendo en un país cada vez más importador.

Visto el panorama, y considerando además que la demanda interna de frutas y hortalizas, también en descenso, no constituye precisamente un salvavidas, el sector no puede confiarse. Ha de estar siempre buscando nuevos mercados, sin olvidarse de defender su actual posición en la Unión Europea. Las recetas para conseguirlo que apuntan los expertos son múltiples, empezando por aumentar su competitividad en los campos de cultivo principalmente mediante la aplicación de nuevas tecnologías. Pero resulta igualmente importante fomentar la creación de cooperativas, especialmente de segundo y tercer grado que permitan planificar, organizarse y lograr más recursos para aprobar una de nuestras asignaturas pendientes, el marketing y la promoción.

Al fin y al cabo, disponemos de muy buen género para vender y quizás nuestro reto esté simplemente en ser capaces de seguir apostando por la calidad y seguridad alimentaria propios del Modelo Europeo de Producción, afianzando a la vez una imagen de «marca España» distintiva y cargada de valor.

Redacción: Caridad Calero

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