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Las charcas son sistemas ecológicos que pueden darnos multitud de servicios diferentes, esto dependerá de muchos factores, como pueden ser, la localización dentro de la finca, la superficie de la lámina de agua, el origen del agua, el clima en el que nos encontremos y otros tantos más, pero siempre será interesante estudiar la viabilidad de una charca en nuestra huerta y los efectos que esta puede tener.

Cuando hablamos de “charcas” se nos pueden venir muchas ideas a la cabeza, en este post excluiremos las balsas de riego (que en ocasiones se incluyen en este término) debido a que, si bien nos pueden ayudar a hacer un uso más eficiente de los recursos hídricos y dan la posibilidad de dar riegos de apoyo en épocas calurosas, no tienen un papel ecológico comparable al de una charca natural o naturalizada. Consideraremos charcas aquellas acumulaciones de agua, permanentes o estacionales, que no provengan de un suministro antrópico de agua y que se desarrollen como hábitats de especies asociadas a entornos húmedos, esta definición es muy amplia y alberga gran variedad de entornos diferentes, sin embargo, nos sirve de marco para el tema del que hablamos.
Partiendo de esto, vamos a comentar algunos de los servicios que nos ofrecen estos puntos de agua.
Las zonas húmedas albergan algunas especies con las que es muy interesante contar, por un lado, están ya muy extendidos los manuales de creación de charcas para anfibios. Este grupo de animales son grandes depredadores de insectos, siendo capaces de controlar de forma eficaz grandes poblaciones de dípteros y otras plagas como babosas. Para fomentar la aparición de estos animales se recomiendan charcas con una lámina de agua no inferior a los 15m2, con profundidades mínimas de 50cm y con presencia de agua continua o estacional, siempre contando con zonas de refugio (rocas en el fondo, vegetación en las orillas, …). En función de que especies concretas queramos en nuestra charca, podemos entrar en requisitos más específicos. Os dejamos un enlace al manual de creación de charcas para anfibios de la asociación Reforesta (https://reforesta.es/wp-content/uploads/2020/05/charcas.pdf).
Sin embargo, estos no son los únicos animales que pueden ayudarnos con el control biológico, los odonatos (libélulas y caballitos del diablo), son voraces depredadores, tanto adultos como en fase larvaria, capaces de cazar unos 30 mosquitos diarios por individuo. También contamos con algunos coleópteros (escarabajos) e heterópteros (chinches) que depredan sobre insectos en las charcas.
Estas charcas suelen tener dimensiones pequeñas y ser estacionarias, dependerá de en que zona geográfica nos encontremos y de cuál sea la entrada de agua de la charca, si vamos a modificar cursos fluviales necesitaremos contar con permisos de las instituciones competentes. En zonas donde la permeabilidad del suelo es alta, debido a contenidos de arcilla bajos, se suelen utilizar lonas de EPDM, material atóxico que nos permite crear la cubeta impermeable; siempre con una capa de geotextil por encima, y cubierta de tierra del entorno para naturalizar la charca y que se puedan asentar las especies vegetales de la zona.
Además del control biológico, las charcas situadas por debajo del nivel de la huerta y a favor de escorrentía, nos sirven como filtros naturales que ayudan a reducir los excesos de fertilizantes que hayamos podido utilizar, altos niveles de materia orgánica u otros contaminantes. Este papel lo desempeñan organismos detritívoros presentes en el sustrato de la charca y la vegetación asociada. Esta vegetación, además, al absorber dichos nutrientes, se puede recolectar y utilizar en cubiertas naturales. Pero como cualquier ecosistema, necesitamos un equilibrio, el aporte excesivo o continuado de estos fertilizantes puede alterar las condiciones del entorno y generar procesos de eutrofización en la charca, así como la excesiva recolección de la vegetación de orilla tendrá un impacto en su capacidad de regeneración y en las poblaciones que la utilizan como refugio y zona de cría.
Aunque estas charcas de menor porte pueden servir como abrevaderos para el ganado o la fauna silvestre, al contar con un volumen escaso son muy sensibles a estas alteraciones y el pisoteo del ganado puede ser devastador para la vegetación acuática, colapsando el ecosistema. Para estos usos la recomendación son charcas de mayor porte, buen ejemplo de ello son las charcas construidas en la finca Valdepajares del Tajo (https://www.vivenciadehesa.es/la-dehesa-y-el-agua/), una finca agroganadera que ha ido generando charcas mediante excavaciones del terreno y diques de contención, consiguiendo 17 charcas que sirven de abrevadero al ganado y generando microclimas que permiten el asentamiento de multitud de especies, aumenta la humedad de la zona y estabiliza el ciclo del agua para que haya acceso a ella de forma permanente en la finca.
Como vemos, los beneficios y aprovechamientos que se le puede dar a una charca son muy diversos, sin poder mencionar en un solo post todos ellos (fomento de poblaciones de polinizadores, recursos pesqueros, cultivos flotantes, mayor disponibilidad de agua en el huerto con consecuente aumento de producción, …), y cada quién tendrá que realizar el estudio concreto de las condiciones del terreno y lo que puede aportar en cada caso individual, pero siempre es conveniente plantearse estos proyectos y mantener en nuestras fincas charcas ecológicamente estables que aumenten la biodiversidad del entorno y amplíen los servicios ecosistémicos de la zona.