Cultivo transgénico: pros y contras. El mito de los cultivos transgénicos
Empecemos por el principio, ¿Qué son los cultivos transgénicos? Los cultivos transgénicos u organismo modificado genéticamente (OMG) son organismos vivos cuya semilla ha sido modificada mediante ingeniería genética (insertado uno o más genes procedentes de especies distintas, no limitados ni por género, familia, e incluso reino) para tener más resistencia a enfermedades comunes y para que las plantas transgénicas sean capaces de tener producciones mucho más grandes y constantes que si se utilizan semillas tradicionales. Un claro ejemplo de estos cultivos transgénicos es el maíz o la soja. Por tanto, el objetivo es añadir genes a las semillas que se le ofrece al agricultor para que dichas semillas tengan más resistencias a enfermedades, plagas, que produzcan mejores rendimientos y que tengan una mejor adaptación al exceso de agua o incluso a la sequía como podría ser el caso del trigo. De esta forma se obtienen nuevas variedades que de otra forma sería muy complicado conseguir. Pero como todo lo que merodea a modificación genética, a primera vista parece malo, veremos algunas ventajas e inconvenientes para que cada uno juzgue según su opinión.
Podríamos indicar que el uso de los cultivos transgénicos es más bien un mito ya que solamente el 3% de la superficie agraria mundial cultivada utiliza este tipo de cultivos, el 99% de los agricultores a nivel mundial no los cultivan, 17 países han prohibido el cultivo de transgénicos en la Unión Europea y que España es el único país europeo que cultiva transgénicos a una escala considerable.
La generación de semillas transgénicas se realiza en laboratorios ya que son trabajos a nivel celular. Dichas células son modificadas con genes nuevos. Esto, por lo general, ha sido hecho por grandes empresas multinacionales por lo que la gente más tradicional siempre lo ha valorado con precaución por el mero hecho de su impacto en la naturaleza. Por otro lado, existe una guerra entre empresas que generan semillas transgénicas y empresas del mundo de los fitosanitarios. Las dos miran por sus intereses y ahí chocan ya que la semilla transgénica intenta ser una semilla que utilice lo menos posible los tratamientos fitosanitarios al ser más resistente a enfermedades.
Ya ha llovido desde que en 1986 se creó la primera planta genéticamente modificada, una planta de tabaco a la cual se añadió a su genoma un gen de resistencia al antibiótico Kanamicina. En 1994, se aprobó en EE. UU la comercialización del primer alimento transgénico, un tomate del tipo Flavr Savr. Otro ejemplo podría ser la soja. Su semilla se ha modificado para ser más resistente a los herbicidas. Pero si hay un producto estrella en este mundo de los cultivos transgénicos ese es el maíz. Al genoma de la planta del maíz transgénico se le ha insertado genes para hacerlo más resistente a insectos, especial al famoso insecto llamado «taladro». En la UE actualmente solo está autorizado un cultivo transgénico, el maíz insecticida de Monsanto conocido como MON810.
Si nos centramos en Europa y especialmente en el maíz transgénico (el cultivo de transgénicos está autorizado desde 1998 en la UE), cabe destacar que España es el único país que lo cultiva a gran escala (según los datos estimados de superficie cultivada con transgénicos, el 95% de los cultivos transgénicos en la UE se encuentran en España). Siendo la comunidad autónoma de Aragón, seguida de Cataluña y Extremadura donde más se siembra. Cabe reseñar también que Castilla y León siendo la primera productora de maíz de España no utiliza maíz transgénico. Si saltamos a Europa, tras España se sitúan Portugal, Eslovaquia y la República Checa. Rumanía, Polonia y Alemania que años atrás sí sembraban maíz transgénico pero que han dejado de sembrarlo desde el año 2016. El principal productor europeo de maíz, Francia, ha prohibido su cultivo. Si ampliamos los datos a nivel mundial, el ranking de los 5 países con cultivos transgénicos sería: EEUU, Brasil, Argentina, Canadá e India.
En España son muchos los municipios que ya se han declarado libres de transgénicos y cinco comunidades autónomas se han mantenido libres de cultivo de maíz transgénico. Además, ahora, con la nueva legislación europea tienen la oportunidad de declararse formalmente libres de cultivos transgénicos comerciales. Por tanto, se apuesta por una agricultura tradicional y también por una agricultura ecológica en vez de potenciar los cultivos transgénicos… estaremos atentos en los próximos años para ver como evoluciona.
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