Industria 4.0: La industria de los datos y la conectividad

Joaquín Tribaldos Twins Farms
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La cuarta revolución industrial ya ha llegado y muchos de nosotros nos cuestionamos si esta revolución es buena o mala… en mi opinión lo que trae son nuevas oportunidades que tendremos que descubrir y adaptarnos a nuevos entornos de trabajo… os lo contaremos en este pequeño artículo.

En esta revolución que estamos viviendo, donde la Inteligencia Artificial, el Big Data, o la Industria 4.0 nos pueden ayudar a vivir de forma distinta o incluso seguramente mucho mejor, surge el miedo de que el humano pueda ser sustituible por las máquinas y los procesos automatizados.

En algunos casos puede ser así y se sustituirán personas, lo que se llama trabajo de músculo, que además no tenemos por robots o procesos automatizados, pero el objetivo final no es ese, sino avanzar en el ahorro y la mejora de la productividad. Pero como bien venimos diciendo no es la primera revolución, sino que es la cuarta y por tanto antes hemos tenido ya tres que nos ayudan a tener una visión mucho más global del momento que estamos viviendo:

  • La primera revolución tuvo lugar en el siglo XVIII, que sustituyó la fuerza física del hombre o animal por el vapor.
  • La segunda revolución sucedió en el siglo XIX, que hizo accesible el consumo en masa, como por ejemplo coches para todos o maquinaria generalizada en las industrias.
  • La tercera revolución ocurrió en el siglo XX, fue la revolución de los ordenadores. De repente todos teníamos ordenadores tanto en casa como en los negocios.
  • Y ahora estamos en la cuarta revolución, que es la revolución de la conectividad y de los datos.

Pero, ¿qué significa una revolución de conectividad y de datos? Pues los datos significan:

  • Sensórica: los sensores cada vez abundan más y están por todas las partes de las máquinas, tractores, medio ambiente, etc. lanzando datos que nos ayuden a identificar problemas de forma más precoz.
  • Big data: o datos masivos que requieren de capacidad de almacenamiento masivo que se van generando con los sensores, los usuarios y el tráfico de la red. Este almacenamiento tiene las características de ser a muy bajo coste y accesibles desde cualquier sitio de forma muy rápida, en muchos casos.
  • Inteligencia Artificial: que ayuda a extraer información de los datos almacenados de forma rápida e incluso en algunos casos mucho mejor que el cerebro humano.

La automatización en los procesos y en la toma de decisiones puede generar miedo si lo vemos de una forma tradicional, pero si lo evaluamos en evolución industrial y buscamos datos de producciones mundiales cuando se han ido generando las revoluciones industriales que antes hemos comentado vemos que el crecimiento ha sido más que significativo por lo que nos está demostrando que cada vez el rendimiento es mayor y sobre todo que el bienestar de las personas y los trabajadores es mayor. Si nos centramos en horas trabajadas y la productividad por hora, podemos asegurar que cada vez se trabajan menos horas pero que la productividad por hora/persona es más grande gracias a las herramientas que la Industria 4.0 nos ofrece. Por tanto, las personas somos bastante reticentes a las revoluciones, pero al final estas nos ayudan… «la vida se abre camino» y genera nuevas oportunidades, que podemos ver en algunos ejemplos en las fábricas:

  • Almacenes inteligentes: los almacenes son gestionados por vehículos autónomos que son los encargados de mover y gestionar lo que allí se almacena, además de tener un control exhaustivo de lo que hay en stock.
  • Robots colaborativos: en las fábricas cada vez más se ven robots que ayudan a los trabajadores en tareas repetitivas. Pero estos robots colaborativos van un paso más y son capaces de trabajar en compañía de los seres humanos gracias a la sensórica.
  • La impresión 3D: esta tecnología nos permite una libertad de diseño que antes nunca hemos tenido. Nos permite crear estructuras de forma muy rápida y por tanto con un coste bastante reducido.
  • Big Data: gracias a tener datos podemos utilizar ordenadores que nos ayuden a evaluar esa información y nos aconsejen en la toma de decisiones, que antes de esta revolución era imposible adoptar de forma rápida y precisa.
  • La personalización del producto: existen herramientas que ayudan a las personas a personalizar los productos que necesitan y verlos de forma virtual para tener una visión casi real de cómo será la solución que se está buscando. Esa personalización puede ser recibida en la fábrica y el producto a fabricar se ajustará completamente a la solución que necesita el cliente. Por tanto, todo esto permite tener líneas de fabricación flexibles para que se adapte a los pedidos y así poder tener una producción óptima.

Todo el tiempo que se dedica en las fábricas a la recogida de datos y a la toma de decisiones (que muchas veces llega la decisión tarde), se optimiza para que eso lo hagan las máquinas y por tanto las personas tendremos nuevas profesiones que seguro nos harán la vida mucho más fácil y sobre todo más cómoda. Esto se puede extrapolar al pasado, en las otras revoluciones industriales también ocurrió y la gente tuvo que adaptarse para dejar oficios de más fuerza física por otros más cómodos, pero más cualificados.

Por tanto, las fábricas mejorarán la productividad y eso nos llevará a una vida mejor gracias a las máquinas. Pero sin duda alguna, sin la mano del hombre no será posible mejorar ya que, como bien dice el dicho, «En la vida como en el arte, muchas veces hay que escoger entre sentir o entender», el hombre siempre hace más para tener una visión con curiosidad y con emociones que nos ayudan a ver la belleza y el arte. Con esta revolución las máquinas nos ayudarán a ser más humanos ya que ellas harán las tareas más rutinarias, de fuerza e incluso pensarán por nosotros, pero para nosotros nos quedará la parte que nos hace únicos y esa parte es la de sentir y crear. Con esa combinación, mejoraremos la productividad industrial, tendremos más crecimiento y por tanto mucho más bienestar social ya que todo se basa en que las máquinas son muy buenas dando respuestas, pero somos las personas las que somos especialistas en hacer las preguntas.

Como moraleja, podríamos decir que la Industria 4.0 viene para ayudarnos y por tanto no hay que tener miedo, sino que habrá que adaptarse a nuevas formas de trabajar y para ello será necesario buscar las oportunidades.

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