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Tradicionalmente se ha apuntado a las masas forestales como principales sumideros de carbono de la atmósfera, lo que colabora a reducir los Gases de Efecto Invernadero, GEI, y reducir la temperatura del Planeta. Esa misma labor (aunque no haya sido tan reconocida) también la realiza la agricultura y por ello, desde hace un tiempo, en la producción agrícola se han introducido conceptos como “secuestro de carbono”, “descarbonización” o “agricultura de carbono”.
«El único sector que puede almacenar carbono de forma más estable es la agricultura y hasta ahora se ha recompensando poco», afirma el profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes de la Universidad de Córdoba y secretario de la Asociación Española de Agricultura de Conservación y Suelos, Emilio González.
González puntualiza que no se puede decir que toda la agricultura almacena carbono de la misma manera, ya que la agricultura de carbono incluye determinadas prácticas que, en parte, son los principios de la agricultura de conservación, como evitar el laboreo; en cultivos extensivos aplicar la siembra directa; la cobertura de vegetales entre las hileras de árboles leñosos; la rotación de cultivos; las prácticas de agro-silvicultura; etc. De esta forma se consigue reducir las emisiones de carbono del suelo a la atmósfera.
Actualmente, en España las prácticas de la agricultura de carbono ayudan a reducir de la atmósfera alrededor de 10 millones de C02 anualmente, aunque según Emilio González, se podría llegar a un máximo de 55 millones de toneladas al año.
Medidas políticas y créditos de carbono
Aunque las prácticas de la agricultura de conservación hace varias décadas que se divulgan entre los agricultores, en los últimos meses se han tomado varias medidas políticas que están reconociendo su valor ambiental y el trabajo de los agricultores.
En este sentido, la futura Política Agraria Común (PAC) que se comenzará a aplicar a partir de 2023, cuenta con una medida en los nuevos eco-regímenes o eco-esquemas que beneficia a los agricultores que aplican en sus fincas las prácticas que ayudan a reducir la emisión de carbono a la atmósfera.
Por otra parte, la presidencia de Francia en la Unión Europea ha planteado como una de sus preferencias el apoyo a la agricultura de carbono, algo que posiblemente se extienda en los próximos años ya que, según afirma Emilio González, la ambición climática va a marcar el futuro de la Unión Europea puesto que así lo ha planteado a través de sus prioridades indicadas en las comunicaciones del Pacto Verde y “Del campo a la mesa”.
Asimismo, en los últimos meses también se ha comenzado a hablar de los créditos de carbono. “Un crédito de carbono equivale a una tonelada de CO2”, punturaliza Emilio González. Aquellas empresas que se exceden en sus emisiones de CO2, para equilibrarlas pueden adquirir estos créditos de carbono en el mercado voluntario y con ellos recompensar la labor de los agricultores y de la agricultura de carbono. Sin embargo, González insiste en que dichos agricultores, para recibir estas compensaciones, deberán superar auditorías que demuestren el cumplimiento de esas prácticas, ya que actualmente existen herramientas para verificar cuánto carbono se almacena en los suelos.
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Всё более и более людей с российской федерации стали выступать насупротив незаслуженной войны рф против Украины. Отец с матерью солдат упрашивают их совсем не принимать участие в войне против украинского государства, оберегая которым жизнь. Ныне а также все другие горожане должны изложить мнение против нечестного руководства, точто найдется в их государстве.